¡¡¡Hola Belug@s!!!. Conocida históricamente como Bizancio y, después, Constantinopla, es la ciudad más poblada de Turquía y el centro histórico, cultural y económico del país. Fue sucesivamente capital de Estados soberanos como el Imperio romano, el Imperio romano de Oriente, el Imperio latino y el Imperio otomano hasta 1923 cuando se terminó en la Ocupación de Constantinopla.
Es una ciudad transcontinental, ubicada en el estrecho del Bósforo, que separa Europa y Asia, entre el mar de Mármara y el Mar Negro. Dos tercios de la población viven en la parte europea de la ciudad. Con más de 15 millones de habitantes, Istambul es una de las ciudades más pobladas del mundo.
Fue fundada con el nombre de Bizancio (Βυζάντιον) en el promontorio de Sarayburnu alrededor del 660 a. C., y su tamaño e influencia crecieron, y se ha convertido en una de las ciudades más importantes de la historia universal. Desde su refundación bajo el nombre de Constantinopla en 330 d. C., Istambul ha sido la capital del Imperio romano-Imperio bizantino (330-1204 y 1261-1453), del Imperio latino (1204-1261) y del Imperio otomano (1453-1922).
Fue una de las ciudades en las que floreció el primer cristianismo. Durante el período bizantino, la ciudad estaba habitada por cristianos. Tras la caída de Constantinopla ante los otomanos en 1453, la ciudad se fue transformando en una ciudad musulmana y en la sede del califato otomano.
El nombre de İstanbul, usado de forma no oficial desde hacía varios siglos en el país, fue oficializado el 28 de marzo de 1930 en sustitución de Constantinopla. Aunque la capital política y administrativa es Ankara, Istambul sigue siendo una ciudad que tiene un papel fundamental en la industria, el comercio y la cultura de Turquía. Alberga más de una docena de universidades. Es sede del Patriarcado Ecuménico de Constantinopla, cabeza de la Iglesia ortodoxa.
Con el final de la I Guerra Mundial y la derrota del Imperio otomano, el territorio europeo otomano quedó reducido a unas decenas de kilómetros en torno a Istambul. El 13 de octubre de 1923, antes de la promulgación del estado turco sucesor, la República de Turquía, el parlamento turco trasladó legalmente la capitalidad a Ankara.
Las zonas históricas de Istambul fueron declaradas Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en el año 1985, por sus importantes monumentos y restos históricos.
Venir con nosotros y descubrir esta nueva aventura en una ciudad llena de vida y color. ¿?Os apetece tanto como a nosotras?.
Día 1
A las cinco y cuarto ya estábamos despiertas. Una ducha rápida y listas para coger el coche.
A las siete de la mañana ya habíamos facturado y estábamos listas para iniciar el embarque. Primera vez que volabamos con Luthansa y la verdad que nos ha parecido una compañía increíble. Buen trato, puntualidad y aviones perfectos. Lo que se puede esperar de la compañía de bandera de Alemania. Nuestra primera parada ha sido Munich. El vuelo era con escala pero ha sido interesante descubrir el majestuoso aeropuerto de una de las ciudades con más conexiones del mundo y uno de los grandes de Europa. Al llegar, y como no podía ser de otra manera, café, té, chocolate y prensa gratis para todos los pasajeros. Increíble! Todo a cuenta de la compañía, que ya, anteriormente, nos había dado de desayunar en el vuelo. El viaje nos ha parecido corto, básicamente porque nos lo hemos pasado durmiendo.
Pocos metros y a penas una hora de escala nos separaban del siguiente vuelo, esta vez sí, directo a Istambul.
Tres horas más de vuelo y una comida aceptable en el avión nos dejan por fin en tierras otomanas. A la salida del avión, un aeropuerto precioso, nuevo y muy operativo.
Primer paso para entrar en Istambul: conseguir tú visa. Su valor es de 15€. Solo se puede pagar en metálico y lo puedes obtener en el mismo aeropuerto. Es un trámite muy sencillo que se realiza antes del control de pasaporte y que da acceso al pais y a una estancia legal. De 90 dias sin otro tipo de visado.
El aeropuerto esta bien conectado con el centro de la ciudad. Autobús, taxi y metro conectan con el centro rápidamente aunque la mejor opción, sin duda, es el metro. Antes de iniciar la aventura en busca del hotel hemos cambiado euros por liras turcas, la moneda oficia. El valor del euro es algo más del doble, así que el cambio sale muy rentable. Una vez conseguido efectivo hemos comprado, por 10 libras, una tarjeta magnética para viajar en el metro, tranvía, autobús, etc. recargable en las maquinas de las estaciones. Cada trayecto tiene su valor y según consumas este valor se descuenta de tu importe inicial. Es el mismo sistema que se utiliza en el metro de Tokyo o Taiwan. Es sencillo, rápido y muy cómodo.
La última parada de la línea naranja del metro, que enlaza a su vez con la azul del tranvía, era nuestra parada final. Después de unas averiguaciones de mi hermano y un mensaje de texto que nos situaba exactamente en el mapa, hemos conseguido orientarnos en dirección al hotel, que hemos encontrado después de recorrer una calle mojada por la lluvia y repleta de desperfectos que rodeaban parte de un Bazar de ropa y productos de electrónica y evidentemente después de preguntar alguna que otra vez por la calle que cruzaba la principal, porque vaya nombrecitos tienen las calles. Yo sigo intentando pronunciarlas y os aseguro de que soy incapaz. Que difícil es el turco!!. Hotel Ramada Gran Bazar, situado en Gencturk Cad. Şirvanizade Sok. No:11 Vezneciler-Fatih/ İstanbul, Fatih, 34470 Estambul, sera nuestra guarida durante estos dias.
El día no ha dado para mucho más, un paseo, una cena rápida en un restaurante cercano al hotel y una sesión de sauna y jacuzzi por cuenta del hotel, ha sido todo antes de ir a la cama.
Así que, y ya desde la comodidad de la habitación, nos despidos hasta mañana para poneros al día de la aventura en el país mas oriental de Europa y mas occidental de Asia.
Día 2
Efectivamente, es una hora más. Es poco, así que aquí lo del famoso jet lag no es aplicable.
Hoy ha sido un día de lo más completo aunque acompañado de lluvia. No es una lluvia fuerte pero sí es constante y la verdad es que al final acaba calando la ropa. Suerte de los abrigos, que de paso nos han protegido del frío, porque hoy si se ha notado que en invierno aquí hace frío, como anunciaba el chico de recepción del hotel, no como ayer que entre ir de un lado al otro con la maleta y que parecía primavera la verdad es que el abrigo no nos hacía falta.
El día ha empezado con una ducha, un desayuno muy completo y un pequeño paseo hasta la parada del tranvía, justo la que esta frente a la universidad de Istambul que por cierto, es gigante. La parada que esperaba el inicio de la ruta era Sultanahmet que es la que da acceso al centro de los lugares más emblemáticos de Istambul.
Nuestra primera para, y como no podía ser de otra manera, la Mezquita Azul, o lo que es lo mismo Sultán Ahmet Camii. Es preciosa y majestuosa. Creo que estas dos palabras la describen perfectamente.
Tiene altos techos perfectamente pintados y una gran lámpara que ilumina toda la zona de rezo. El suelo es una gran alfombra roja con detalles en dorado preparada para las cinco oraciones que el Corán indica a sus creyentes. Lastima que a nuestra llegada solo nos hemos encontrado con guiris como nosotras, eso sí todos bien indumentados: pantalón largo, manga larga, sin cubrir la cabeza ellos y ellas con la cabeza cubierta y todos sin zapatos.
Siguiente parada el Palacio de los Sultanes o Topkapo. No os imagináis lo grande que es. Nos ha recordado mucho al templo del cielo de China. Grandes murallas rodeaban el castillo y en su interior múltiples exposiciones con los objetos mas pintorescos de los siglos XVI, XVII, XVIII y algunos anteriores. Coronas, espadas, anillos, casacas, uniformes, espejos, etc. todo para use y disfrute del Sultán. Cuanta ostentación, pero la verdad es que merece la pena tanto las exposiciones como pasear por el interior de palacio y a través de alguna de las fotografías imaginar como debieron vivir en aquella época.
El Palacio Topkapi es el mejor reflejo de la época imperial en Estambul y simboliza el poder que alcanzó Constantinopla como sede del Imperio Otomano. Desde este palacio los sultanes gobernaron su imperio hasta mediados del siglo XIX.
Siguiente parada, Asía. Sí, sí, Asía. ¿Recordáis que os dijimos que Turquía es el país más oriental de Europa y el más occidental de Asía? Pues la explicación es muy sencilla: Turquía tiene territorio en ambos continentes. Así que hoy, y con espíritu aventurero, nos hemos metido en un ferry, sin saber donde ibamos y hemos acabado en la parte asiática de Turquía. Todo lleno de tiendecitas, puestos de comida y un supermercado muy chulo donde hemos aprovechado para comprar algún que otro detallito.
El paseo en ferry de vuelta ha sido muy chulo.
Toda la línea de mar estaba iluminada así que las vistas eran preciosas, pero el frío acusaba y apetecía estar en un lugar calentito así que, y después de una parada técnica en el hotel, hemos visitado la mezquita que tenemos al lado del hotel, que nada tiene que envidiar a la Mezquita Azul.
Y ahora sí, ahora sí era hora de la oración. La verdad es que no se si iban por la tercera, la cuarta o la quinta, pero la devoción es admirable, a la vez que curiosa. Así que con todo respeto, y como las normas de vestuario indican, nos hemos adentrado en la mezquita y en silencio hemos observado el rezo en dirección a la meca de estos turcos musulmanes. Porqué, y valga decir que es obvio, esta gente no es Árabe, son Turcos y los hay musulmanes pero no todos ellos lo son. Así que dejar de confundirlos con los marroquíes o los paquistaníes o hindú… NO SON LO MISMO!!!.
Día 3
9h. empieza el día. Ducha y desayuno para salir preparadas para el gran día. Primera parada: el gran bazar. Es un espacio infinito. Sus callejuelas llenas de todo tipo de objetos son espectaculares y cuando crees que ya no hay más descubres que no has hecho más que empezar. Alfombras, plata, oro, suvenires, etc. son algunas de las cosas que puedes encontrar. La verdad es que tal y como os lo cuento parece un mercado normal, pero os aseguro que impresiona su magnitud y todo lo que puedes encontrar.
Siguiente parada, y aprovechando que estabamos por allí cerca, visitamos el campus de la universidad de Istambul. Las medidas de seguridad no son muy duras pero sorprende ver un detector de metales en la entrada.
Justo en frente de la universidad y el bazar se encuentra la Plaza Beyazit Meydani. No es una gran plaza pero el transito es continuo por ella.
Siguiendo el laberinto que conforma el Gran Bazar encontramos la mezquita de Suleymaniye. Es gigante, yo diría que incluso mas grande que la mezquita azul, de echo a mi me gusto más. La piedra gris del exterior de la mezquita tiene un brillo increíble y más con el sol que amaneció hoy. Una vez más es hora del rezo en nuestra visita a una mezquita y me impresiona lo devota que es esta gente. A parte de lo maravillosa que es esta mezquita en su interior ofrece una de las vistas más espectaculares de la ciudad: desde los tejados. Las cúpulas de las distintas mezquitas plagan la visión del turista y las torres de las mismas sobresalen imponentes por encima de toda la sky line de Istambul. Precioso.
Siguiente parada Bazar Egipcio o de las Especies. Que olores, que colores, que sabores. No hay palabras para describir tanta cultura en las laberínticas calles de este peculiar mercado lleno de frutos secos, quesos, especies, tés, café y algo por lo que me he acordado de mi Eva Morena, OLIVAS!!! Creo que no había visto nunca tantas clases distintas de olivas.
Justo en frente del bazar una parada imprescindible para todo aquel que visite Istambul: el puente de Galata y su mercado del pescado. En la superficie cientos de pescadores y en su interior decenas de restaurantes donde comer el pescado que el mar nos ofrece. Cruzarlo es tarea fácil si lo haces por su superficie porque como se os ocurra pasar por la zona de los restaurantes, como hicimos, la mitad del recorrido, eso es una pesadilla. Los promotores, literalmente, te acosan para conseguir que comas en su restaurante.
Una vez superada la misión de cruzar el puente siguiente parada, la plaza Taksim, que no confundir con la plaza Tahir de el Cairo. Así que mama tranquila que no es la que sale en las noticias. Para llegar a ella es fácil: cruzas el puente Galata y al otro lado, en Karakoy, encuentras otra parada del tranvía que te deja dos paradas después, y en lo que es el final de la línea, al lado del funicular, que no estaba operativo, o a una calle empinada que bordea el mar, que ha sido nuestra opción, para subir a la plaza. La calle desemboca justo en la plaza Taksim, algo así como la plaza Cataluña, que a su vez te da acceso a la calle Istiklasl Cadesi, una calle plagada de tiendas, restaurantes, bares, librerías. Es la parte más europea y merece la pena verla si alguna vez visitáis Istambul. El contraste es evidente entre la influencia europea y la influencia musulmana pero todo el conjunto es precioso.
Después de curiosear en las tiendas y bajar la larga calle a nuestra derecha y para nuestra sorpresa, porqué no esperábamos encontrarla, a la derecha la torre Galata. No es sorprendente pero si digna de ver. Corona la parte europea de Karakoy y la iluminación nocturna ofrece una bonita postal.
Uff vaya día!!! Pero aún queda algo por hacer: recorrer el barrio de Sultanahmet de noche. Sus calles están llenas de tiendas de recuerdos, restaurantes y un Pub Irlandés donde nos pareció una buena idea descansar, repasar el día y tomar una cerveza fresquita para terminar. Ha sido un día lleno de olores, sabores, vistas y experiencias inolvidables y para culminarlo: cena en el hotel. Sopa de pollo al estilo turco, carne en unas mini hamburguesas, arroz, verduras a la brasa, pan turco, macedonia y para terminar un té.
Día 4
Misma rutina para empezar el día y puesta en marcha.
Hoy hemos empezado con Ayasofia. Es una mezquita gigante, con unos pasillos guapísimos que nos dan acceso a la parte superior desde donde tenemos unas vistas privilegiadas de la mezquita. Entre unas cosas y otras casi hemos pasado dos horas descubriendo esta fascinante mezquita. Visita indispensable.
Hoy hemos repetido en el bazar Egipcio para comprar frutos secos. Están deliciosos.
Al lado del bazar había otra mezquita, una de tantas, pero ya que estábamos por allí he entrado para echar un vistazo. Y para nuestra sorpresa no era hora de la oración pero los que parecían los jefes del cotarro se han liado a orar con lo que creo que era el Corán en las manos y formando un circulo. La verdad es que ha sido una grata sorpresa. 14h., hora de comer. Y que mejor lugar para comer que en el mercado del pescado. Y familia, acierto total. Los restaurantes ofrecen una oferta variada y de una calidad bastante buena así que sin enrollarme mucho mas os diré que hemos comido bien.
Movemos por la zona tenia un claro objetivo: hoy queríamos coger un barco que nos llevaba a recorrer el mar que separa la parte europea y la parte asiática. El paseo dura hora y media y cuesta unos seis euros y no hay vistas sorprendentes pero la puesta de sol y la sky line con esta luz es increíble. Os lo recomendamos.
Ha llegado la hora de volver al hotel. Hoy ha sido nuestro último día y por suerte lo hemos perdido nada de esta fabulosa ciudad. Su gente, sus calles, sus olores y sus sabores son auténticos y para todo el viajero que quiera ver contrastes, sin tener que cambiar de continente, le recomiendo que se adentre en tierras turcas y empiece con una de las ciudades más increíbles de este territorio.