¡¡¡Hola Belug@s!!!. Seguimos recorriendo nuestra tierra y seguimos descubriendo muchos rincones escondidos que nos sorprenden y nos encantan a la par, siendo testigo, cada uno de ellos, que Cataluña es un lugar único. Uno de esos rincones que hemos descubierto, hace poco, es el Castell de Tamarit.
De estilo románico, este precioso castillo, está situado a orillas del mar Mediterráneo en el término municipal de Tarragona. Con un acceso no apto para personas con discapacidad ni apta para realizarla sin calzado adecuado, es la excursión perfecta antes de tomar un aperitivo a orillas del mar.
La construcción del castillo data del siglo XI y pertenecía al condado de Barcelona y fue transferido a la Casa de Claramunt, señores del Castillo de Claramunt que mantuvieron esta señoría hasta el siglo XIII. Los señores de Claramunt, concretamente Bernardo Amat de Claramunt, fue el primer vizconde de Tarragona, señor de Tamarit, que reconquistó Ullastret, Altafulla y de la Riera de Gaia. Todos ellos títulos y señoríos otorgados por Ramón Berenguer I, conde de Barcelona.
En el siglo XIV, época en la que se construyó la muralla, pasó a manos del arzobispado de Tarragona, que lo conservó hasta el siglo XIX, aunque en el siglo XVII tuvo que compartir el señorío con la familia Montserrat, cuando en 1681 Carlos II concede a Francisco de Montserrat el título de primer marqués de Tamarit. Fue gobernador de Tarragona, señor de Montoliu y de la baronía de Altafulla. En esta época se reconstruyó la muralla y se construyó la torre principal logrando la estructura actual.
En 1916, el arzobispo de Tarragona vendió el lugar al magnate norteamericano Charles Deering, que hizo una restauración de tipo romántico a cargo de Ramón Casas y Joan Ruiz. En 1992, los Deering vendieron la propiedad a la catalana Sociedad Inmobiliaria Betren, S.A. Actualmente, la Sociedad Inmobiliaria Betren lo utiliza para conciertos y bodas.
Como llegar
Para llegar hasta el castillo podéis realizar una excursión corta y muy agradable desde la cala Tamarit a través de un tramo de costa rocosa y de gran belleza, la punta de la Móra.
También se puede hacer caminando en dos cuartos de hora desde la estación de tren de Altafulla, bajando hasta la playa y, por el camino que la bordea, dirigiéndose hacia poniente hasta el castillo.
Desde el castillo hay que seguir el camino que transcurre por las rocas donde se han formado acantilados. Después de caminar un cuarto de hora llegareis a unas rocas agujereadas. Desde ese punto el camino se eleva y, enseguida, se está a una de las pistas de la urbanización, una especie de camino que se sigue durante unos 400 m.
A los 20 minutos se deja esta pista y se sigue recto a través del bosque hasta llegar a una pequeña cala. Se pasa la cala y se sube de nuevo hacia el bosque para llegar al mirador desde donde ya se contempla la cala de la punta de la Móra. El camino de vuelta es el mismo que el de ida.
Como os decíamos una excursión perfecta para una mañana de invierno cálida, de la que podréis disfrutar en compañía de toda la familia, antes de un buen aperitivo o un desayuno de cuchara.