¡¡¡Hola Belug@s!!!. Viajar desde Dublín hacia el norte de la isla abre la puerta a un recorrido fascinante lleno de historia, paisajes de película y leyendas ancestrales.
Desde la vibrante ciudad de Belfast hasta el remoto Faro de Fanad, esta ruta costera combina cultura urbana, escenarios de Juego de Tronos, playas infinitas y maravillas naturales reconocidas por la UNESCO.
A continuación, os dejamos un repaso de los principales destinos, ordenados por distancia respecto a Dublín.
Belfast: la capital del norte
La primera gran parada al salir de Dublín es Belfast, capital de Irlanda del Norte, situada a 170 km desde Dublin. Una ciudad que combina su pasado industrial con una notable transformación cultural.
Aquí nació el famoso Titanic, y su memoria se conserva en el Titanic Belfast Museum, un edificio futurista que se ha convertido en emblema de la ciudad.
Además, Belfast es conocida por sus murales políticos, que narran los años de conflicto en Irlanda del Norte.
Un recorrido en taxi negro es la forma más auténtica de comprender esta parte de la historia. También debemos destacan el City Hall, los Botanic Gardens, la animada Catedral Quarter y el tradicional Mercado de St. George.
Que Debes Saber de Belfast
Situada en el corazón de un valle y abrazada por colinas verdes, Belfast es la capital de Irlanda del Norte y uno de los lugares más vibrantes de la isla. Durante décadas fue conocida por los conflictos políticos y sociales, pero hoy vive una transformación que la ha convertido en un destino cultural, histórico y gastronómico de primer nivel.
Historia y legado industrial
Belfast fue un motor de la Revolución Industrial gracias a la construcción naval, el lino y la ingeniería pesada. Su mayor orgullo fue el RMS Titanic, construido en los astilleros Harland & Wolff en 1912. Aunque su historia terminó en tragedia, el barco sigue siendo un símbolo de la ciudad.
El moderno Titanic Belfast Museum, con forma de proa de barco y recubierto de placas metálicas, es la atracción más visitada. En su interior se recorren los talleres, maquetas y la historia del transatlántico, desde su construcción hasta su naufragio. Muy cerca, el SS Nomadic, el último barco auxiliar del Titanic que sigue a flote, también puede visitarse.
La ciudad también guarda cicatrices de los “Troubles”, el conflicto que dividió a católicos y protestantes desde finales de los años 60 hasta 1998. Los murales políticos de Belfast, pintados en los barrios de Falls Road (católico) y Shankill Road (protestante), son auténticos museos al aire libre.
La forma más auténtica de conocerlos es con un tour en taxi negro (Black Cab Tour), donde conductores locales relatan en primera persona cómo se vivió aquel periodo. También se pueden ver los muros de la paz, que todavía dividen algunas comunidades.
En contraste con su pasado, hoy Belfast es una ciudad joven y animada. El Catedral Quarter es el epicentro cultural, repleto de murales coloridos, pubs históricos y bares modernos. De noche, las calles se llenan de música en vivo y ambiente festivo.
El Ulster Museum, dentro del Botanic Gardens, ofrece colecciones de arte, arqueología y naturaleza. Muy cerca se encuentra la Queen’s University, con un campus victoriano que merece una visita.
El Belfast City Hall, en pleno centro, es otro de los símbolos de la ciudad. Su arquitectura renacentista, sus vidrieras y sus exposiciones gratuitas lo convierten en una parada obligatoria.
Mercados y gastronomía
El histórico St. George’s Market, activo desde el siglo XIX, es un lugar perfecto para degustar productos locales, desde mariscos frescos hasta panes artesanales y dulces tradicionales.
En cuanto a gastronomía, Belfast vive un auge culinario: cuenta con restaurantes con estrella Michelin, pero también con una vibrante escena de comida callejera y pubs que sirven estofados, ostras y cervezas locales.
Consejos prácticos para visitar Belfast
Lo ideal es dedicarle un día completo si es parte de una ruta, o dos días si se quiere disfrutar con calma, ya que el centro es compacto y se recorre fácilmente a pie.
Hay buena conexión desde Dublín tanto en coche (2 h) como en tren o bus (2 h 30 min).
Para un ambiente auténtico, visitar pubs históricos como el Crown Liquor Saloon, con su interior victoriano y mosaicos únicos.
The Dark Hedges: un pasillo encantado de hayas
Un poco más al norte de Belfast encontramos The Dark Hedges, una avenida de hayas centenarias plantadas en el siglo XVIII por la familia Stuart para embellecer el acceso a su mansión. Con el tiempo, las ramas entrelazadas crearon un pasillo sombrío y mágico, considerado hoy uno de los lugares más fotografiados de Irlanda.
Su fama mundial explotó gracias a Juego de Tronos, que lo utilizó como escenario del Camino Real. Lo mejor es visitarlo temprano en la mañana o al atardecer, cuando la luz filtra entre los árboles y la multitud aún no ha llegado.
Magheracross Viewpoint: la postal perfecta de la Costa de Antrim
Entre Portrush y el castillo de Dunluce se encuentra el Magheracross Car Park & Viewpoint, uno de los mejores miradores de la costa norte.
Desde aquí se obtienen vistas espectaculares de los acantilados, las formaciones rocosas y la fuerza del Atlántico.
Es un lugar ideal para detenerse un rato, sacar fotografías y respirar la brisa marina antes de continuar hacia la próxima gran maravilla natural.
Ademas aquí encontraréis un lugar perfecto para descansar y hacer un picnic si lo necesitáis.
La Calzada del Gigante: leyenda y geología
Considerada la joya de Irlanda del Norte, la Calzada del Gigante, Giant’s Causeway, es un paisaje único formado por más de 40.000 columnas hexagonales de basalto.
Surgieron hace 60 millones de años debido a la actividad volcánica, aunque la tradición popular prefiere otra versión: que fue construida por el gigante irlandés Finn McCool para enfrentarse a su rival escocés.
Declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, ofrece senderos costeros, un centro de visitantes interactivo y vistas que quedan grabadas en la memoria. Sin duda, un imprescindible del norte.
Portrush: playa y ambiente costero
Muy cerca de la Calzada del Gigante está Portrush, un animado pueblo costero famoso por sus playas doradas y su vida veraniega. Es también un destino de surf y hogar del prestigioso Royal Portrush Golf Club, que ha acogido el Open Championship.
Su ambiente familiar, sus cafés junto al mar y su cercanía a otros atractivos la convierten en una excelente base para explorar la región.
Portstewart: encanto y largas caminatas
El pequeño pueblo de Portstewart ofrece un ambiente más tranquilo. Su gran atractivo es la Portstewart Strand, una de las playas más extensas y hermosas del norte. Ideal para dar largos paseos junto al mar, disfrutar de helados o cafés en el paseo marítimo y contemplar la puesta de sol.
Downhill Strand y el Templo de Mussenden
Con más de 11 km de arena blanca, Downhill Strand es una playa inmensa y espectacular. Su fama aumentó cuando apareció en Juego de Tronos como parte de Rocadragón.
El lugar es aún más especial por el Templo de Mussenden, una estructura circular del siglo XVIII construida al borde del acantilado. Inspirado en el Templo de Vesta en Roma, ofrece una de las vistas más icónicas de la isla.
Fanad Head Lighthouse: el faro del fin del mundo
Finalmente, en el remoto Condado de Donegal, se encuentra el Faro de Fanad. Situado en un cabo salvaje donde chocan las olas del Atlántico, ha sido reconocido por National Geographic como uno de los faros más bonitos del mundo.
Construido en 1817 tras un naufragio trágico, el faro sigue en funcionamiento y puede visitarse por dentro. Además, sus antiguas casas de fareros se han reconvertido en alojamientos, ofreciendo la posibilidad única de pasar la noche junto al faro, rodeado únicamente de mar y acantilados.
La zona también es excelente para avistar fauna marina: delfines, focas e incluso ballenas en temporada.
Este recorrido desde Dublín hacia el norte es un viaje de contrastes. Empieza en la vida urbana y cultural de Belfast, sigue por bosques encantados y playas infinitas, pasa por la majestuosa Calzada del Gigante y culmina en el aislamiento poético del Faro de Fanad.
Un itinerario perfecto para quienes buscan combinar naturaleza, historia, cultura y leyenda en una sola ruta.