ISLAS CANARIAS: Lanzarote, Naturaleza en Estado Puro

¡¡¡Hola Belug@s!!!. Lanzarote tiene algo diferente que va más allá de un destino de sol y playa.

Es naturaleza en estado puro, arte por los cuatro puntos cardinales, gastronomía de  mar y montaña y un lugar del que sentirse orgulloso y donde su gente siente y vive con compromiso y dónde pertenecer a esta tierra es todo un orgullo.

Durante algunos días hemos podido recorrer estás salvajes tierras del Atlántico y aquí os queremos dejar nuestros imprescindibles.

 

Imprescindibles de Lanzarote 

Arrecife

Capital de Lanzarote desde la segunda mitad el siglo XIX, Arrecife se ha convertido en el centro administrativo y comercial de la isla.

En todo momento está presente su marcado carácter marinero, su función histórica de fortaleza defensiva y su actual papel de ciudad de servicios dedicadas a las relaciones comercisles y mercantiles.

En pleno corazón de Arrecife encontrareis el Charco de San Ginés, un entrante de agua de mar donde surgió el primer núcleo de pescadores de Lanzarote. Gracias a este ‘Charco’, Arrecife fue conocida en el pasado como la ‘Venecia del Atlántico’.

En su momento fue remodelado en el proyecto de César Manrique y en la actualidad se usa el charco para fondear pequeñas embarcaciones y en sus alrededores hay una variedad de restaurantes y bares con buen ambiente para probar la gastronomía local.

Villa de Teguise

Situada en el nordeste de la isla de Lanzarote, la villa de Teguise fue una de las primeras poblaciones fundadas en las Islas Canarias.

Capital de Lanzarote hasta 1847, conserva un notable conjunto de edificaciones de gran valor histórico-artístico.

Destacan el castillo de Santa Bárbara, ahora convertido en Museo de la Piratería; el Palacio Spínola, ubicado en una casona señorial del siglo XVIII; la antigua iglesia de Guadalupe, y el convento de San Francisco.

Una ruta por Teguise permite al viajero hacerse una idea de cómo era la vida en Lanzarote durante los primeros tiempos de presencia colonial.

Además del patrimonio histórico, la antigua capital isleña posee museos como la Casa del Marqués de Herrera y Rojas, y la Casa Perdomo. Especial interés cultural tiene la Casa del Timple, nuevo espacio divulgativo en el que se explican las características sonoras de este singular instrumento musical de Canarias.

Playa de Famara

En el noroeste de la isla de Lanzarote se extiende, a lo largo de más de cinco kilómetros de arena rubia, la conocida como playa de Famara.

Está ubicada dentro del Parque Natural del Archipiélago Chinijo, entre el pueblo marinero de La Caleta de Famara y la base del impresionante risco de Famara.

Despliega toda su belleza con la marea baja, cuando el agua forma una delgada capa sobre la arena y refleja el cielo y el risco como un gigantesco espejo. Y si la marea coincide con el atardecer, el visitante podrá inmortalizar una de las estampas más emblemáticas de las Islas Canarias con la isla de La Graciosa recortándose en su horizonte.

La playa de Famara es una playa salvaje y deportiva para practicar deportes acuáticos como surf, bodyboard, windsurf y kitesurf, gracias a su oleaje y vientos constantes.

O incluso deportes aéreos como parapente y ala delta, despegando desde lo alto del risco de Famara. Pero con la bajamar, el océano se retira y forma por toda la orilla enormes charcos de aguas tranquilas y poca profundidad. Ideal para descansar al sol, otra de las maravillas que ofrece esta playa son sus largos paseos junto al mar. Y tras un día de playa, nada como degustar un delicioso plato de pescado en la terraza de algunos de los restaurantes del pueblo marinero de La Caleta de Famara.

Yaiza

En el extremo sur de Lanzarote se encuentra un pueblo que se distingue por lo cuidado y limpio que está todo. No es de extrañar que Yaiza haya sido galardonada con numerosos premios de embellecimiento.

Sus casas tradicionales de color blanco contrastan con los tonos ocres y negros del paisaje volcánico sobre el que se asienta, fruto de las erupciones del siglo XVIII. Este hermoso pueblo mantiene el sabor de la tradición en sus casas y calles llenas de flores y jardines.

Da la bienvenida al visitante la tipología arquitectónica lanzaroteña del pueblo de Yaiza, con techos planos y ligeramente inclinados para aprovechar mejor las escasas lluvias.

Posee monumentos históricos como la Casa de la Cultura Benito Pérez Armas, con balcones y escaleras de madera. Otro edificio de gran interés es la iglesia de Nuestra Señora de los Remedios, edificada a partir del siglo XVII.

Pero caminar con tranquilidad por sus calles descubriendo la blancura del silencio es la mejor forma de captar la esencia de Yaiza.

Playa Blanca

La atmósfera relajada y calmada de Playa Blanca, en el sur de Lanzarote, convierte a esta zona en el lugar ideal para descansar. Tumbarse bajo el sol o dar un tranquilo paseo por la avenida marítima disfrutando del atardecer son buenas ideas para renovar energías. Esta localidad, cercana al Parque Nacional de Timanfaya y a las playas de Papagayo, cuenta con un puerto deportivo desde el que es posible tomar un barco hasta la isla de Fuerteventura.

Playa Blanca ofrece la posibilidad de encontrar playas para todos los gustos y que pueden aprovecharse al máximo durante todo el año. Muy cerca de ellas existen hoteles de todas las categorías entre los que elegir y restaurantes para reponer fuerzas. Por la tarde, respirar el aire fresco del mar mientras se disfruta de las ofertas de las tiendas de moda o de un energizante café complementa un día de playa a la perfección.

Playa del Papagallo

En la costa oeste de Lanzarote, cerca de Yaiza, se puede encontrar un paisaje de contrastes.

En él, el cráter de un antiguo volcán se sumerge en el océano Atlántico creando un lago conocido como el Charco de los Clicos, declarado Reserva Natural.

Su color verde, causado por las algas que se encuentran en el fondo, contrasta con la arena negra de la llamada playa de El Golfo, situada apenas a 100 metros del lago, y con el azul del cielo y del mar.

Para apreciar mejor las vistas, lo mejor es visitar primero el mirador de El Golfo, sobre todo durante las últimas horas del día, en las que la calma y el silencio reinan en el ambiente.

Un camino que desciende del aparcamiento y el mirador hasta la playa permite disfrutar en primera persona del peculiar paisaje volcánico del Charco de los Clicos y de la puesta de sol junto a la orilla del mar.

Charco de los Clicos

En la costa oeste de Lanzarote, cerca de Yaiza, se puede encontrar un paisaje de contrastes.

En él, el cráter de un antiguo volcán se sumerge en el océano Atlántico creando un lago conocido como el Charco de los Clicos, declarado Reserva Natural. Su color verde, causado por las algas que se encuentran en el fondo, contrasta con la arena negra de la llamada playa de El Golfo, situada apenas a 100 metros del lago, y con el azul del cielo y del mar.

Para apreciar mejor las vistas, lo mejor es visitar primero el mirador de El Golfo, sobre todo durante las últimas horas del día, en las que la calma y el silencio reinan en el ambiente.

Un camino que desciende del aparcamiento y el mirador hasta la playa permite disfrutar en primera persona del peculiar paisaje volcánico del Charco de los Clicos y de la puesta de sol junto a la orilla del mar.

Los Hervideros

En la localidad de Yaiza, al suroeste, dentro del Parque Nacional de Timanyafa, se encuentra este paisaje sorprendente.

Cuando el océano Atlántico choca contra la costa se cuela y asciende, de forma que parece que está hirviendo el agua.

Las Islas Canarias son de origen volcánico, así que es un espectáculo admirar cómo la lava del volcán de Timanfaya, que llegó hasta el mar, hoy es roca dura. El lugar es ideal para hacer rutas de interés paisajístico y para pescar, siempre sin dar la espalda al mar y a sus olas.

Los Hervideros forman un triángulo paisajístico muy especial con las Salinas de Janubio y el Charco de los Clicos.

Las Salinas de Janubio son una de las fotos más bonitas de Lanzarote, al sur de los Hervideros, junto a la localidad de La Hoya, donde se extrae sal.

En el extremo norte del triángulo hallamos el Charco Verde o de los Clicos. Se trata de una laguna de agua de mar, pero que es de color verde intenso gracias a la acción del fitoplancton que la tiene colonizada.

Playa de Janubio 

La playa de Janubio es una de las playas que causan mayor impacto de todas las existentes en la isla de Lanzarote. Su arena negra no dejará desapercibido a nadie que la visite, y el contraste de colores con el océano Atlántico rugiendo sobre su orilla hace de esta playa un entorno mágico. Por eso mismo, más que una playa para el disfrute, se considera un lugar contemplativo, ya que es una costa más peligrosa en la que bate con más fuerza las olas.

La playa de Janubio se encuentra a escasos minutos del pueblo de El Golfo, en el municipio de Yaiza. De este modo, es la parada perfecta en tu ruta Sur de la isla.

Los Jameos del Agua 

En esta cueva volcánica del norte de Lanzarote es imposible no contagiarse de su ambiente tranquilo y casi mágico.

Su lago natural, dentro de la propia caverna, está ligeramente iluminado por el sol y es el hogar de una especie de cangrejo albino único en el mundo.

Una cafetería situada en el interior de la cueva se convierte en una parada obligatoria para tomar algo mientras se disfruta de la belleza del lugar.

Ideado por el artista lanzaroteño César Manrique, Los Jameos del Agua reúnen el respeto por el hábitat de los pequeños cangrejos y las actividades culturales.

Junto a la cueva que aloja a estas criaturas existe un jardín de palmeras con un lago artificial y un museo dedicado a los volcanes que ofrece varias actividades interactivas. Además, un auditorio construido en la propia caverna y que aprovecha la sonoridad de la gruta volcánica acoge todo tipo de conciertos y eventos en un paisaje único.

Cueva de los Verdes

Al entrar en esta gruta volcánica del norte de Lanzarote es inevitable sentir que se desciende a otro mundo. Dejar atrás la luz del sol y explorar sus secretos bajo tierra es una experiencia obligatoria para cualquier turista.

La visita guiada, de aproximadamente una hora de duración, permite conocer incluso el auditorio construido en el interior de la caverna. La Cueva de los Verdes es una sección del túnel de lava más grande del mundo, creado por el volcán de la Corona y del que también forman parte Los Jameos del Agua.

La Cueva de los Verdes se utilizaba, en el pasado, como refugio en el que la población se protegía de los ataques piratas y de las inclemencias del tiempo.

Descubrir las curiosas formas que toma la lava al convertirse en roca es otro de sus grandes atractivos. La gruta está acondicionada para su visita, que se puede realizar en turnos cada veinte minutos, gracias al artista lanzaroteño Jesús Soto.

Arrieta 

El pueblo de Arrieta se encuentra en el municipio de Haría. Es un rincón de la isla que cura el estrés con el deleite de pasear entre sus callejuelas, descubriendo su gastronomía, disfrutando de sus acogedores apartamentos y bañándose en sus excelentes playas. No hay otro lugar más tranquilo en Lanzarote.

Posee una cala, una playa, un charcón y una cala todavía más pequeña y más íntima para perderse disfrutando de actividades acuáticas. El pescado fresco es un plan indispensable en los establecimientos alineados en la costa. Incluso se puede pescar como parte del sereno descanso en familia.

En su exótico entorno natural se pueden visitar lugares como el Guinate Park, que es un parque de aves exóticas; los mundialmente famosos Jameos del Agua, la inaudita Cueva de los Verdes o el asombroso Jardín de Cactus.

Piscinas de Punta Mujeres

Dos kilómetros con diversas piscinas naturales, dos de ellas bien protegidas del mar abierto, convierten Punta Mujeres, en el nordeste de Lanzarote, en referente del charco en la isla.

En un pueblo pesquero de casas blancas y que conserva su aire tradicional, visitantes y residentes de todas las edades experimentan en estas aguas las múltiples sensaciones de la combinación ideal de sol, lava y placentero océano.

La mano del hombre solo queda reflejada en algunas escaleras y zonas para tomar el sol. Lo demás, pura naturaleza aderezada con sal.

Esta especie de parque acuático natural bien merece una prolongada visita para conocer los charcos, entrantes de mar y pequeños cabos existentes.

La oferta se complementa de manera perfecta con un típico bar de pueblo anexo a una de las piscinas más concurridas. Además, todo se enriquece con la cercanía de dos de los centros turísticos más visitados: los Jameos del Agua y la Cueva de los Verdes, así como con restaurantes y recintos para niños.

Parque nacional de Timanfaya 

De no ser por el intenso azul del cielo, muchas fotos tomadas en Timanfaya podrían pasar por paisajes del planeta Marte.

Los volcanes y campos de lavas vírgenes de este parque nacional de 5.000 hectáreas situado junto a la costa occidental de la isla de Lanzarote constituyen uno de los espectáculos visuales más pintorescos de las Islas Canarias.

Inalterada por la mano humana, ni la vegetación ni el clima han tenido tiempo de modificar la belleza pura de esta tierra roja y azabache incluida en una Reserva de la Biosfera de la Unesco.

La calidad ambiental de Timanfaya es tal que para conservarlo mejor solo se puede acceder a determinadas zonas, a algunas de ellas tras pagar una entrada de 12€ para el recorrido en bus

Sin embargo, la oferta de actividades disponible es fascinante. Los niños disfrutarán sintiendo el calor que emana entre las rocas del dormido volcán.

Los más intrépidos subirán a lomos de un dromedario y visitarán paisajes volcánicos multicolores.

Y los enamorados de la ciencia podrán saciar su sed de conocimientos en el estupendo centro de interpretación de Mancha Blanca.

Bodega Los Grifos

La bodega más antigua de Canarias y entre las diez más antiguas de España. Mantienen algunas vides del siglo XIX que maduran en la ladera y son vendimiadas a mano, una por una.

El fuego, el viento y la roca, crean unas condiciones extremas de las que nacen unos vinos con un marcado carácter y personalidad,con los que descubrir el alma de una tierra y un clima únicos en el mundo.

Tras la erupción de 1730-1736, la zona central de la Isla, la más fértil, quedó cubierta por la lava y la arena volcánica. Poco tiempo después comenzó a plantarse la viña y árboles frutales, bien apartando las arenas, bien haciendo agujeros en la lava (“chabocos”), hasta alcanzar la tierra vegetal.

El lagar cubierto data de 1775, como se deduce de la inscripción fundacional, y fue levantado por el Venerable Beneficiado de la iglesia parroquial de Teguise D. Antonio de Torres Ribera. El Grifo, actualmente finca de 40 Has., fue una de sus propiedades.

Nombró heredero a su sobrino Bartolomé de Torres con la condición de que éste instituyese en el Grifo una capellanía de misas rezadas. En 1803 falleció Antonio de Torres, sucediéndole su sobrino.

Otra sobrina de D. Antonio, Gabriela de Torres, que nació y vivía en Cuba, reclamó judicialmente en el juzgado de Arrecife la propiedad de la finca a su primo Bartolomé, alegando el incumplimiento de lo ordenado por su tío en el testamento.

Temiendo una condena judicial (que finalmente se produjo), Bartolomé de Torres vendió El Grifo de modo subrepticio (hoy diríamos que en alzamiento de bienes) a la familia De Castro, entre 1817 y 1824.

Dependiendo de la fecha, cuya exactitud desconocemos, la finca habría sido adquirida por Ginés de Castro Estévez, Capitán de milicias (que murió en 1819), o por la herencia yacente que administraba su hijo, Ginés de Castro y Álvarez, Coronel de Milicias y dos veces alcalde de Arrecife.

Ginés de Castro y Álvarez fue el también el autor de la crónica de la erupción de 1824, cuando era Alcalde Mayor de la Isla, en la que menciona El Grifo como lugar desde donde se oyeron ruidos y temblores subterráneos. Administró El Grifo hasta su muerte en 1833.

A la muerte de su hermano Ginés en 1833, dividieron la herencia paterna entre las dos hermanas supervivientes: Antonia y Rosalía de Castro y Álvarez.

La primera, Antonia, casó con Policarpo de Medinilla, caballero de la Orden de Cristo y cónsul de Portugal en Canarias. Tuvo por hijo, a José de Medinilla y Castro, alcalde que fue también de Arrecife. El hijo de José, Policarpo Medinilla Morales, vendió a Manuel García Durán, bisabuelo de los actuales propietarios su participación en El Grifo en los años setenta del siglo XIX.

La segunda hermana, Rosalía de Castro, casó con el subteniente Barreto, que murió muy pronto. Rosalía cuando enviudó se trasladó de San Bartolomé a El Grifo, donde murió en 1868, a los 85 años. Su hija, María del Carmen Barreto y Castro, casada con José Lubary, murió antes que su propia madre, por lo que heredaron a Rosalía sus nietos. Éstos fueron vendiendo sus participaciones al indicado Manuel García Durán durante los años setenta del siglo XIX.

Manuel García Durán, a su vuelta de Puerto Rico, donde administró una propiedad agrícola, fue adquiriendo a los herederos de las hermanas Antonia y Rosalía de Castro sus participaciones en El Grifo. El proceso de compra lo realizó en la década 1870-1880. Le pudo impulsar a la compra el hecho de que había heredado de su padre, Gonzalo García Durán, unas fincas en el mismo Grifo.

Conservamos varios de sus libros de cuentas de finales del S. XIX y comienzos del S. XX, por los que conocemos dónde y a quién vendía su vino (que en pequeña cantidad también exportó a Cuba y Puerto Rico), los precios y los volúmenes de cosecha de algunos años. En la bodega conservamos vinos elaborados por él. Murió en 1912.

Heredó El Grifo su hija Manuela García [-Durán] Parrilla, casada con el médico lanzaroteño Fermín Rodríguez Bethencourt. A su muerte, y tras un interregno en que dirigió la bodega desde Madrid uno de sus hijos, el Doctor Manuel R. Bethencourt, recayó la propiedad en la hija de los citados Manuela y Fermín (y hermana, por tanto, del Doctor Bethencourt), Antonia Rodríguez-Bethencourt, casada con Juan José Otamendi Soravilla, padres de los dos hermanos propietarios.

En resumen: Los dos de Torres, tío y sobrino, poseyeron la bodega durante unos 45 años. El tío, el Venerable D. Antonio de Torres es el que hizo la mayoría de las edificaciones antiguas.

La familia de Castro, poseyó después El Grifo entre 1820 y 1880, unos 60 años y tres generaciones. Finalmente, la familia actual la posee desde 1880 en cinco generaciones, contando con la de Gonzalo García Durán (que poseía fincas hoy integradas en el Grifo), padre de Manuel García Durán, tatarabuelo y bisabuelo, respectivamente, de los actuales propietarios. Éstos han construido la bodega actual junto a las edificaciones antiguas, que se han preservado como Museo.

Bodegas Rubicon

Bodegas Rubicón es una bodega familiar con más de tres siglos de antigüedad. Se encuentra situada en La Geria, la zona vitivinícola por excelencia de la isla de Lanzarote. Sus vinos, de una calidad reconocida con premios internacionales, se venden en Europa, América y Asia. La bodega está abierta al público diariamente y cuenta con tienda de vinos, museo y restaurante para disfrute de sus visitantes.

La historia moderna de Bodegas Rubicón comienza en 1979 cuando Don Germán López Figueras, gran amante del vino, compra el Cortijo de La Geria, por aquel entonces perteneciente a la familia Fajardo.

Don Germán adquiere la propiedad fundamentalmente por la bodega, para dedicarse a su gran pasión, la elaboración de vinos. Durante décadas la bodega se ha dedicado a la elaboración artesanal del vino usando las instalaciones de la antigua bodega: las prensas tradicionales de madera, el lagar de piedra y los tanques de cemento para el almacenamiento del vino.

Con el paso de los años se aumentan las hectáreas de viñedo, se restaura la antigua casa y bodega, y se realiza una ampliación de la misma donde a día de hoy se producen los vinos Rubicon.

Situada en el Parque Natural de La Geria y enmarcada en centenarios eucaliptos, la bodega se erige solemne mirando al Parque Nacional de Timanfaya.

El sueño de crear una bodega única que preservase la tradición de Lanzarote es hoy una realidad gracias al tesón de Don Germán.

Sus hijos, conscientes del valor de este legado, saben que tienen un compromiso con el futuro y es por ello que la familia López-Grimón regenta con orgullo un patrimonio histórico-artístico de más de tres siglos de historia.

 

Lanzarote nos ha sorprendido y fascinado a partes iguales y es stanos seguras de que solo hemos visto una ínfima parte de todo lo que esté paraje natural puede ofrecernos a orillas del Atlántico.

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