¡¡¡Hola Belug@s!!!. Entre el azul intenso del mar Tirreno y las montañas que guardan secretos milenarios, Cerdeña se revela como una de las islas más fascinantes del Mediterráneo.


Su carácter salvaje, su historia ancestral y la hospitalidad de su gente componen un mosaico único donde el tiempo parece detenerse.
Viajar por Cerdeña no es solo recorrer paisajes; es sumergirse en una cultura profundamente enraizada, en la que conviven el lujo y la autenticidad, la modernidad y las tradiciones más antiguas.

Recorrerla en solo 2 días es una tarea imposible y es por eso que en este viaje solo visitaremos 2 de sus ciudades más emblemáticas: Alger y Cagliari.
Alghero
Situada en la costa noroeste de Cerdeña, la ciudad de Alghero es uno de los destinos más encantadores de la isla. Conocida como la Barceloneta de Cerdeña por su pasado catalán, combina un casco histórico amurallado, playas de ensueño y un ambiente mediterráneo relajado que la convierten en una parada imprescindible para cualquier viajero.


Alghero fue fundada en el siglo XII por los genoveses, pero su historia cambió en 1354, cuando fue conquistada por la Corona de Aragón. A partir de ese momento, la ciudad se repobló con colonos catalanes, y durante siglos conservó su lengua, cultura y tradiciones.


Incluso hoy, el catalán de Alghero sigue vivo y es reconocido oficialmente. Este vínculo con Cataluña le da un carácter único dentro de Italia.
La mejor época para visitar Alghero es de mayo a octubre, cuando el clima es cálido y el mar invita a bañarse. En julio y agosto la ciudad vibra con festivales y vida nocturna, mientras que en primavera y otoño ofrece más tranquilidad.


Alghero cuenta con un aeropuerto internacional a solo 10 km del centro, con conexiones directas a varias ciudades europeas. También se puede llegar por carretera desde Cagliari u Olbia, disfrutando de los paisajes sardos por el camino.




Alghero es una mezcla perfecta de historia, cultura, mar y sabor mediterráneo. Es una ciudad donde las huellas catalanas conviven con el carácter sardo, donde los atardeceres tiñen las murallas de oro y el mar te invita a quedarte un poco más.
Qué ver en Alghero
Centro histórico y murallas
El casco antiguo de Alghero es un laberinto de calles adoquinadas rodeadas por murallas que miran al mar. Las torres defensivas, como la Torre di Sulis o la Torre di San Giacomo, ofrecen vistas espectaculares, especialmente al atardecer.

Pasear por sus callejones es viajar al pasado medieval, con balcones de hierro forjado, tiendas artesanales y pequeñas trattorias donde probar mariscos frescos.
Catedral de Santa María
En el corazón del centro histórico se encuentra la Cattedrale di Santa Maria (Duomo di Alghero), construida entre los siglos XVI y XVII.



Combina estilos gótico catalán y renacentista. Su campanario octogonal ofrece una panorámica maravillosa de los tejados y el mar.
Iglesia de San Francesco
Una joya del gótico catalán, con un claustro tranquilo donde a menudo se celebran conciertos de verano. Es una de las iglesias más bellas y fotogénicas de Cerdeña.
Puerto y Lungomare
El paseo marítimo o Lungomare Valencia es ideal para disfrutar de un helado al atardecer o una cena frente al mar. Desde allí parten excursiones en barco hacia la famosa Gruta de Neptuno.
Grotta di Nettuno
Una de las cuevas marinas más impresionantes de Italia, situada en el acantilado de Capo Caccia. Se puede llegar en barco desde el puerto o bajando los 656 escalones de la Escala del Cabirol, tallada en la roca. Dentro, las estalactitas y estalagmitas crean un espectáculo natural inolvidable.
Capo Caccia y Porto Conte
La zona natural de Porto Conte es perfecta para los amantes del senderismo y la naturaleza. Desde el mirador de Capo Caccia se disfrutan unas vistas sobre el mar Tirreno que quitan el aliento.
Cagliari
En el extremo sur de Cerdeña, Cagliari se levanta frente al mar como una ciudad bañada por la luz y la historia. Fundada por fenicios, conquistada por romanos, pisanos, aragoneses y saboyanos, su identidad es un mosaico de culturas que han dejado huella en cada piedra, en cada sabor, en cada mirada al horizonte.

Recorrer Cagliari es viajar a través del tiempo: desde los vestigios romanos hasta las terrazas modernas frente al puerto, desde las callejuelas del barrio medieval del Castello hasta las playas que se extienden más allá de la ciudad.
Es una urbe viva, mediterránea y hospitalaria, donde la historia convive con el ritmo pausado de la vida isleña.
A continuación, te presento una ruta con lo mejor que ver en Cagliari y una selección de lugares donde comer para saborear su auténtica esencia.
Cagliari es mucho más que la capital de Cerdeña: es una síntesis perfecta de la isla entera. En sus calles se mezclan las lenguas, las culturas y los aromas del Mediterráneo; en sus playas, el mar se confunde con el cielo; en su gente, la sonrisa es tan luminosa como su luz.
Desde el eco del Anfiteatro Romano hasta los atardeceres del Bastión de Saint Remy, pasando por los sabores del pane carasau o del vino Cannonau, Cagliari invita a vivir con calma, sentir con intensidad y saborear cada instante.
Qué ver en Cagliari
Anfiteatro Romano de Cagliari
Esculpido directamente en la roca del Monte de Buon Cammino, el Anfiteatro Romano es uno de los monumentos más fascinantes de la ciudad. Construido entre los siglos I y II d.C., acogía combates de gladiadores y espectáculos públicos con capacidad para unas 10.000 personas






Hoy, entre los restos de graderíos y galerías, todavía se respira la grandeza del pasado romano. En verano, el anfiteatro vuelve a la vida con conciertos y representaciones al aire libre, que lo convierten en un lugar donde la historia y la cultura contemporánea se dan la mano.
Torre de San Pancracio
La Torre de San Pancracio, erigida en 1305 por los pisanos, domina la parte alta de Cagliari como un guardián de piedra blanca. Con sus 130 escalones, ofrece una de las mejores vistas de la ciudad: desde el puerto hasta las colinas de Castello y el azul infinito del mar.

Construida con piedra caliza local, fue parte del sistema defensivo medieval y aún conserva su aspecto imponente. Subir a lo alto es casi un ritual para quienes desean ver Cagliari desde las alturas.
Torre dell’Elefante
La Torre dell’Elefante, del siglo XIV, es la hermana pequeña de San Pancracio, pero su encanto radica en el pequeño elefante de piedra tallado en su fachada, emblema de la ciudad.




Desde su terraza se contemplan los tejados ocres del Quartiere Castello, el puerto y el mar Tirreno.
Durante siglos, la torre sirvió como puerta de entrada a la ciudad amurallada y como punto de vigilancia. Hoy, es uno de los lugares más fotografiados y queridos por los locales.
Quartiere Castello
El Castello es el barrio más antiguo y emblemático de Cagliari. Situado en lo alto de una colina, conserva su trazado medieval de calles estrechas, muros de piedra y casas nobles.



Pasear por sus callejuelas es sumergirse en siglos de historia: balcones con buganvillas, pequeñas plazas escondidas, galerías de arte y vistas que se abren de pronto sobre el mar.


Aquí se encuentran muchos de los principales monumentos, como la Catedral, el Bastión de Saint Remy y las dos torres pisanas. De día, respira historia; de noche, vibra con terrazas, bares y la brisa marina.
Catedral de Santa María de Cagliari
En el corazón del Castello se alza la Catedral de Santa María, un templo majestuoso que mezcla estilos románico, gótico y barroco debido a sus numerosas reformas a lo largo de los siglos.





Su fachada neorrománica, reconstruida en el siglo XX, da paso a un interior luminoso decorado con mármoles policromos, frescos y criptas donde reposan antiguos arzobispos.
El presbiterio elevado y la cripta subterránea añaden un aire de misterio que invita al silencio y la contemplación.
Bastión de Saint Remy
El Bastión de Saint Remy es quizá el mirador más famoso de Cagliari. Construido a finales del siglo XIX sobre antiguas murallas, combina arcos monumentales, escaleras de mármol y una gran terraza panorámica, la Terrazza Umberto I.






Desde allí, se dominan los tejados de la ciudad, el puerto y el golfo. Al atardecer, el cielo se tiñe de tonos rosados y naranjas, mientras músicos callejeros y cafeterías crean un ambiente mágico. Es el lugar ideal para enamorarse de Cagliari.
Statua San Francesco
Situada cerca del Santuario de Bonaria, la Estatua de San Francesco representa la espiritualidad humilde y la conexión con la tierra que caracteriza a los sardos.
Rodeada de jardines, ofrece un rincón tranquilo para detenerse, reflexionar y contemplar la ciudad desde un punto más sereno.
Spiaggia di Mari Pintau
A unos 20 kilómetros al este de Cagliari, la Spiaggia di Mari Pintau,“mar pintado”, en sardo, hace honor a su nombre. Sus aguas muestran una paleta de azules y verdes tan intensos que parecen pintados a mano.



De guijarros finos y mar transparente, es una de las playas más fotogénicas de la zona. Ideal para nadar o practicar snorkel, ofrece también una excelente opción para quienes buscan escapar del bullicio urbano sin alejarse demasiado.
Cabrilaxa
En la misma costa de Cagliari, Cala Mosca (a veces conocida como Cabronaxa por error fonético) es una pequeña cala protegida por acantilados. Su ambiente relajado y sus aguas tranquilas la convierten en la playa predilecta de muchos cagliaritanos.
Es perfecta para pasar la tarde tras recorrer la ciudad, ver el atardecer y disfrutar del sonido del mar sin salir del entorno urbano.
Spiaggia di Porto Giunco
En el municipio de Villasimius, a una horal de Cagliari, se encuentra Porto Giunco, una de las playas más espectaculares de toda la isla. Su arena blanca y fina se extiende entre el mar y el Stagno di Notteri, una laguna donde habitan flamencos rosados.
El contraste entre el color del agua y el paisaje natural que la rodea la convierte en un destino imprescindible para cualquier viajero. Desde el mirador del antiguo Torre di Porto Giulnco, las vistas son de auténtico ensueño.
Visitar Cagliari y Alghero es descubrir dos almas complementarias de Cerdeña: la vitalidad mediterránea del sur y el encanto histórico del norte. Cagliari seduce con su ambiente cosmopolita, sus miradores sobre el mar y su autenticidad cotidiana, mientras que Alghero cautiva con su aire catalán, sus murallas frente al atardecer y su atmósfera romántica. Juntas, ofrecen una experiencia completa que combina cultura, historia y paisajes inolvidables, recordando al viajero que en Cerdeña cada rincón guarda una historia que merece ser contada.
