BÉLGICA: Gante Y Bruselas en Dos Días

¡¡¡Hola Belug@s!!! Esta vez nuestras aventuras nos llevan hasta la capital de Europa y a más a más a una de las ciudades más bonitas del mundo. Epicentro de las grandes negociaciones del mundo y ciudad de conquistas, estas dos ciudad no son solo grandes edificios gubernamentales y enormes castillos; esconden pequeños rincones que desearías haber descubierto mucho antes. Ideal para los amantes de la cerveza, recorrer sus calles se convierte en todo un lujo al alcance de todos. ¿Sabéis ya donde nos hemos ido esta vez?.

 

Gante

Situada en la confluencia del río Lys con el Escalda, etimológicamente, el nombre Gante viene de la palabra celta ganda, que hace referencia a la convergencia, por ejemplo, de los dos ríos entre los que esta ciudad se encuentra.

Actualmente es la ciudad flamenca con mayor número de edificios históricos, una intensa vida cultural y una situación privilegiada, entre Brujas y Bruselas y a media hora de ambas en tren.

 

Como llegar a Gante 

El billete cuesta 15,60€ ida y vuelta + 8.80€ del aeropuerto a la estación central, aunque según el tren que cojáis no hace falta que cambies en la estación central, fijaros bien no acabéis en el destino equivocado. Después de mas o menos 1 hora llegareis a la estación central de Gante. Desde la estación al centro de la ciudad hay unos 30 minutos a pie.

 

Que ver en Gante

A primera vista parece una ciudad de lo mas normal pero las sorpresas se esconden en el interior. A medida que nos acercamos los tumultos de gente se incrementa y los monumentos aparecen. Monumentos tales como:

El Campanario de Gante

Situado en el corazón de la ciudad, es una de las tres torres medievales características que dominan el casco antiguo de la ciudad de Gante en Bélgica, junto con las otras dos que son las de la Catedral de San Bavón y la Iglesia de San Nicolás. Tiene una altura de 91 metros. A través de los siglos, ha servido no sólo como campanario para anunciar la hora y hacer avisos, sino también como torre de vigilancia fortificada y depósito de la tesorería de la ciudad.La construcción de la torre comenzó en 1313 según el diseño del maestro albañil Jan van Haelst, cuyos planos aún se conservan en un museo. Después de continuar su construcción intermitentemente a través de guerras, plagas y agitación política, consiguió acabarse en 1380 con una estructura provisional en madera en la parte superior sobre los cuatro niveles inferiores en piedra.

En 1377 se colocó el legendario dragón dorado, traído de Brujas, en la cima de la torre. Des pues de una reforma en 1771, la parte final en madera fue reemplazada en 1851 por una flecha neogótica de fundición, según diseño de Louis Roelandt, arquitecto oficial de la villa en la época. Posteriormente, en 1911, la flecha fue reemplazada por la superestructura actual, realizada según los planos originales del siglo XIV, bajo la dirección del arquitecto Vaerwijck.La principal campana de la torre, de nombre Roland, era la que se utilizaba para advertir a los ciudadanos de que se aproximaba un enemigo o de que se había ganado una batalla. «Roland ha llegado a ser casi una persona para el pueblo de Bélgica. És un patriota, un héroe, un líder en toda rebelión contra una autoridad injusta». Cuando Carlos V, emperador del Sacro Imperio Romano reconquistó Gante que se había levantado contra él, ordenó la destrucción de Roland en 1659.El campanario de Gante, junto con sus edificios anexos, pertenece al conjunto de los campanarios de Bélgica y Francia, inscrito en la Lista del Patrimonio de la Humanidad de la Unesco.

La Catedral de San Bavon

Un edificio religioso católico que funciona como la sede de la diócesis de Gante Recibe su nombre de san Bavón, santo que vivió entre 589 y 654, nacido en una noble familia franca cerca de Lieja, santo patrón de Gante– la Iglesia de Sant Nicolas

El Castillo de los Condes

Ubicado en el casco urbano de la ciudad. Es el único castillo medieval en Flandes con un sistema de defensa casi intacto. Esto hace que el castillo se identifique de una forma peculiar y ofrece la plusvalía turística a la ciudad.Se pueden visitar las diferentes salas, las murallas, la torre del homenaje y la residencia condal. En todas las salas se encuentra un museo, en donde se expone la historia de la vida carcelaria en aquel entonces y cuenta con una gran impresionante colección de armas e instrumentos de tortura más dolorosos de todos los tiempos. El Castillo de los Condes, brinda acceso al público durante todo el año y la entrada cuesta 10€ y la visita dura aproximadamente una hora.

 

Al salir es casi la hora de comer y en el mercado navideño encontrareis decenas de puestos de comida y bebida para degustar lo que mas os apetezca, desde rica pizza Italiana hecha al horno de piedra en un food truck hasta perfectas y doradas patatas fritas, creación de los Belgas, y no de los franceses como todos nos creemos. Acompañar la comida con una cerveza es otro de los grandes placeres de este país. Cientos de cervezas invaden aparadores de tiendas y sitios especializados así como de bares y restaurantes donde poder tomarla con el baso perfecto para cada tipo.

 

Bruselas

Visitar Bruselas en un solo día no es tarea fácil pero si podréis visitar los lugares más emblemáticos y llevaros un buen recuerdo de esta bonita ciudad.

 

Lo Imprescindible de Bruselas

Atomium

Característica estructura de 102 metros de altura construida para la Exposición General de primera categoría de Bruselas de 1958. Representa un cristal de hierro ampliado 165 mil millones de veces. Está formado por nueve esferas de acero de 18 metros de diámetro cada una y está ubicado en el parque de Heysel.

La estructura, diseñada por el arquitecto André Waterkeyn y los arquitectos André y Jean Polak, fue planeada para permanecer seis meses; sin embargo rápidamente se convirtió en una atracción turística. A partir de febrero de 2004, fue reacondicionado por el estudio de Christine Conix, obra que incluye el diseño exterior e interior del pabellón y de la explanada en diferentes etapas. La intervención obtiene el primer premio en la categoría renovación del Staalbouwwedstrijd (Infosteel) y es nominada al Leaf Awards (Leading European Architect Forum) en 2006, además de la selección final del Prize for Architecture Brussels – Horta en 2008. El presupuesto estimado para la ampliación del Atomium en 2010 por Conix Architects ascendía a más de 3 millones de euros.

El Atomium abrió nuevamente, totalmente renovado, el 18 de febrero de 2006. En su interior se incluyó un elevador que lleva a la cima a una velocidad de 5 m/s. Tres de las cuatro esferas superiores carecen de soporte vertical y por lo tanto no están abiertas al público por razones de seguridad, por otra parte, la esfera en la cima está abierta al público. El diseño original contemplaba el átomo sin soportes, la estructura era simplemente para descansar en las esferas. Las pruebas en túnel de viento demostraron que la estructura se habría derrumbado con 80 km/h de viento (se han registrado vientos de 140 km/h en Bélgica). Para lograr una resistencia suficiente contra los vuelcos se añadieron unas columnas de soporte. No será el lugar más importante de la ciudad pero sin duda es el más fotografiado después de la Grand Plaze.

Palacio de la Justicia

La parada de Louise os dejara a pocos metros de este importante monumento, obra del arquitecto Joseph Poelaert y construido entre los años 1866 y 1883 bajo el reinado de Leopoldo II, es la sede del Poder Judicial y de los tribunales de justicia de Bélgica. Es más grande que la Basílica de San Pedro de Roma y sigue siendo uno de los edificios de piedra más grandes del planeta. Su superficie total es de 26 000m².

Situado en el barrio de Les Marolles, da acceso a un ascensor panorámico que a su vez desciende para acercaros más a la Iglesia de nuestra señora de la Capilla, fundada en 1134 por Godfrey I de Lovaina, cerca de lo que entonces eran las murallas de la ciudad. La edificación actual data del siglo XIII. Parte del edificio fue dañado por los franceses durante el bombardeo de Bruselas en 1695, en la Guerra de la Gran Alianza. Fue restaurada en 1866 y nuevamente en 1989. Alberga obras de Jérôme Duquesnoy (II) y Lucas Faydherbe.

El paseo por la zona es de lo más agradable y recomendable si hace un día como el de hoy, soleado y nada ventoso así que sorteando las diferente callejuelas llegareis hasta la Plaza real donde podreis visitar la Iglesia de Saint Jacques. Los atractivos para acercarse hasta la Place Royale de Bruselas son cuantiosos. Allí se yerguen los edificios del Palacio de Justicia o los museos de Arte Antiguo y Moderno. Pero también hay una imponente iglesia, cuya larga historia plasma en sí misma muchos de los acontecimientos acaecidos en la capital belga durante los últimos siglos. Se trata de la Iglesia de Saint Jacques sur Coudenberg.

Un ostentoso exterior contra un sobrio interior, así podéis resumir a esta iglesia los que la visitáis. La primera sensación que recibiréis es de duda. ¿Qué tipo de edificio es ése? ¿Es una iglesia, un palacio, un museo, una biblioteca? Una vez que se confirma su uso religioso, si os adentráis en el interior del templo, rápidamente comprobareis que su grandilocuente fachada neoclásica parece no corresponderse con la parte interna de la iglesia, donde todo es austeridad y sobriedad. Tan apenas hay decoración, y por ello destacan los dos enorme cuadros de pintura, obra del artista Jan Portaels, situados a ambos lados del crucero. Sin embargo, su aspecto externo es todo lo contrario. Y además, como ya se ha dicho, con una apariencia que recuerda más a un edificio palaciego con una portada en forma de templo grecorromano.

Y es que esa fachada se realizó a finales del siglo XVIII en un oficialista estilo neoclásico. Con esa aspecto parece lógico que el edificio haya albergado acontecimientos relevantes y muy suntuosos como fueron la coronación de dos emperadores austriacos, José II en 1781 y Leopoldo II en 1791, así como también aquí se coronaron el rey de los Países Bajos Guillermo I en 1815 o el rey Leopoldo I de Bélgica en 1831. Pero muchos antes de esos sucesos, en este mismo emplazamiento ya hubo una iglesia bastante más modesta en el siglo XII, por lo que este solar de Bruselas es uno de los espacios sacros más antiguos de la ciudad. Aquella iglesia sufrió numerosos episodios de saqueos, sobre todo durante el siglo XVI en plenos enfrentamientos entre católicos y protestantes.

E incluso, años después, en 1731 quedó muy dañada tras ser incendiado el vecino Palacio de Coudenberg, al que prácticamente se había adosado como capilla. Aquel incendio provocó su derribo y su posterior reconstrucción con la apariencia que conserva en la actualidad. No obstante, durante un corto periodo de tiempo, mientras el país fue anexionado a la Francia revolucionaria, este edificio religioso se transformó en el Templo de la Ley y la Razón. Si bien, en 1802 recuperó su uso religioso hasta nuestros días.

La Grand Place de Bruselas

El lugar más emblemático de la ciudad, considerada la plaza más bonita del mundo.

El Manneken Pis

Recorriendo sus calles es inevitable toparse con el Manneken Pis, el niño meón, el símbolo de Bruselas para muchos de sus habitantes. Un pequeño personaje muy unido a la historia de la capital de Bélgica. Hacerse una foto no es muy difícil pero lo reconoceréis antes por la cantidad de gente a su alrededor que por el tamaño de este.

Algo que tampoco debéis dejar de hacer en esta ciudad es tomar cerveza y algunos lugares como À la Mort Subite o bien Delirium Café son lugares perfectos para acabar la jornada. No son baratos pero la calidad es excelente.

 

Han sido dos días increíbles llenos de nuevos sabores, olores y colores para disfrutar y mantener en nuestras retinas hasta nuestra proxima escapada. Y recordad, ¡seguir viajando!. Sea poco o mucho el tiempo que tengáis no dejar ese tiempo en un cajón.

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